Hemos hablado en otras oportunidades sobre la importancia de que las empresas cuenten con un plan de desarrollo profesional que puedan ofrecer a sus empleados. Hablamos de las ventajas que reporta para ellos tanto como para la organización toda.
Sabemos que contar con este plan es contar con la herramienta que nos permitirá fijar los objetivos buscados para cada equipo de trabajo y para cada trabajador en particular a lo largo de su camino en nuestra empresa. Nos permite evaluar el desempeño, las responsabilidades y la posibilidad de una promoción interna.
El plan debe contar con todo lo imprescindible para llevar a cabo el desarrollo profesional del trabajador, siempre vinculado directamente con las necesidades de la organización. Debe indicar tanto las acciones, los pasos a seguir, como los recursos necesarios para alcanzar los objetivos buscados.
Ahora bien,
¿Cómo se elabora un plan de desarrollo profesional?
Veamos el paso a paso:
- Análisis de la situación inicial: conocer las debilidades y fortalezas de cada uno de los empleados es el paso inicial ya que nos indicará hasta dónde quiere y puede llegar. Hay múltiples caminos para dar con esta información, como encuestas o entrevistas, que siempre te recomendamos conducir teniendo en mira al mismo tiempo la perspectiva de cada profesional como las necesidades de la propia empresa.
- Definición de objetivos: es importante que identifiques este como un punto crítico ya que definir objetivos erróneos nos conducirá sin duda al fracaso. Este es el momento de fijar el objetivo principal que se pretende alcanzar y qué oportunidades podemos ofrecer, desde la organización, para alcanzarlo.
- Recursos: para un correcto desarrollo de nuestro plan debemos tener en claro cuáles son los recursos y herramientas que necesitamos y con cuáles contamos. Desde luego la formación es el principal de estos recursos, ya que brinda habilidades y conocimientos específicos para lograr los objetivos planteados.
- Ejecución: luego del diseño hay que pasar a la acción concreta que permita el desarrollo profesional de los empleados. A través de esas acciones la empresa debe establecer metas a corto plazo que conduzcan a lograr los objetivos seteados.
- Registro: ¿cómo sabrías qué funciona si no lo medís? Todos los pasos, logros y fracasos deben quedar registrados. Desde luego es un aprendizaje en sí mismo para todos los involucrados, pero también sirve tanto para motivar a los equipos como para realizar cambios o ajustes en el camino.
- Evaluación: la evaluación final y global es desde luego vital, pero no lo son menos las evaluaciones parciales de desempeño para poder ir corroborando sobre la marcha que aquello que se ha planteado se va cumpliendo según los plazos, modos y objetivos de la empresa y según las necesidades de evolución y progreso de cada empleado.
Es importante observar que este desarrollo será sin dudas realizado por el equipo de Recursos Humanos de cada organización, responsable natural de este tipo de tareas, pero que es recomendable también para el caso de emprendedores o trabajadores free lance.
Seamos eficientes, optimicemos nuestros procesos.